Bethania es para mí el lugar que me acogió desde mis primeros momentos, un segundo hogar donde conocí personas que marcaron mi vida y que me ayudaron a crecer. Un lugar que me acercó a Dios y que me brindó las herramientas para mejorar mi relación con Él. En Bethania descubrí mis fuerzas y mis debilidades, potencializaron mis virtudes e incentivaron en mí el deseo de superarme y demostrar que soy capaz de lograr todo aquello que me proponga.

Bethania para la Familia Carranza Rivera, es continuar con la transmisión de la Fe Cristiana que debemos pasarles a nuestros hijos, iniciando en nuestro hogar y que se complementa en nuestro colegio. Tan importante que tengan presente el amor a Dios sobre todas las cosas, el amor a Nuestra Santísima Virgen María, los principios y valores que como buenos cristianos estamos obligados a practicar basados en el amor al prójimo como a ti mismo, es por eso que estamos contentísimos de formar parte de esta gran familia Bethania.

Para mi Bethania fue más que un colegio, fue mi segundo hogar. Estudié desde kínder ahí y puedo recalcar que siempre me sentí cómoda, amada por todos y con una gran atención. Señalar que la educación es ¡incomparable! Los docentes te hacen sentir como si fueras parte de su familia. Todavía puedo recordar a cada maestro/a que me ayudaba y que a veces en momentos difíciles me apoyaban y oraban por mi o mi familia. Por otro lado, cada día agradezco haber estudiado en el colegio, por el hecho de haberme acercado mucho a Dios y a la Virgen Dolorosa. Todos los días en la mañana siempre iba a rezar a la capilla, y puedo decir que ese era mi lugar favorito donde canté, lloré y tuve momentos inolvidables. Explico todo esto, porque este colegio me hizo así, me hizo amar a los demás, a ser respetuosa, amable, humilde, a tener fe siempre y a mirar con ojos de amor a Dios y a la Virgen.